miércoles, 10 de abril de 2019

Una historia de milagros


UNA HISTORIA DE MILAGROS


Tres personas iban caminando por la vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, por detrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante, alumno del sabio. Fue entonces cuando el terrateniente, dirigiéndose al sabio, dijo:
- Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que incluso puedes hacer milagros.
- Soy una persona vieja y cansada... ¿Cómo crees que podría hacer milagros?
- Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos... Esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso.

- ¿Te referías a eso?
- Tú lo has dicho.
- Esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso, no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios; yo solo pido que se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.
- Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces. Muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.

Ante la insistencia de aquel hombre poderoso, el sabio aceptó mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento, le preguntó:

- ¿Esta mañana volvió a salir el sol?
- Sí; claro que sí!
- Pues ahí tienes un milagro. El milagro de la luz.
- No; yo quiero ver un verdadero milagro: oculta el sol, saca agua de una piedra... mira, hay un conejo herido junto a la vereda; tócalo y sana sus heridas.
- ¿Quieres un verdadero milagro? ¿No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?
- ¡Sí! Fue varón y es mi primogénito.
- Ahí tienes el segundo milagro. El milagro de la vida.
- Sabio, tú no me entiendes; quiero ver un verdadero milagro.
- ¿Acaso no estamos en tiempo de cosecha? ¿No hay trigo y sorgo donde hace algunos meses solo había tierra?
- Sí; igual que todos los años.
- Pues ahí tienes el tercer milagro.
- Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero...

Sus palabras fueron cortadas por el sabio, quien convencido de la obstinación de aquel hombre y seguro de no poder hacerle comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado, señaló:
- Te has explicado bien; yo ya hice todo lo que podía hacer por ti. Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte; yo he hecho todo lo que podía hacer.

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró, muy desilusionado, por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. 

Cuando el poderoso terrateniente ya estaba lejos como para ver lo que éstos hacían, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el alumno estaba algo desconcertado:
- Maestro, te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al caballero? ¿Por qué lo haces ahora que no puede verlo?
- Lo que él buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos. Para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... No puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día.


El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido. Todos los días suceden milagros, tener vida es uno de ellos...

jueves, 23 de agosto de 2018

EL ÁRBOL QUE NO SABÍA QUIÉN ERA

Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales.
Todo era alegría en el jardín, y todos ellos estaban muy satisfechos y felices; excepto un sólo árbol, profundamente triste. El pobre tenía un problema: no daba frutos.

- No sé quién soy - se lamentaba.
- Lo que te falta es concentración (le decía el manzano). Si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?
- No lo escuches (exigía el rosal). Es más sencillo tener rosas y ¿ves qué bellas son?
Y desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustado.

Un día llegó hasta el jardín un búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave; es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Es tu enfoque lo que te hace sufrir. No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú mismo. Conócete a ti mismo cómo eres. Y para lograr esto, escucha tu voz interior.
Y dicho esto, el búho se fue.
- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?, se preguntaba desesperado el árbol.
Y se puso a meditar estos conceptos. 
Finalmente, de pronto, comprendió. 
Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón y pudo escuchar su voz interior, diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Eso es quien eres. ¡Sé lo que eres!"

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo entonces, el jardín fue completamente feliz, cada cual celebrándose a sí mismos y a los otros...

AUTOR DESCONOCIDO

Aprende a ser quien eres. No trates de ser igual a otros. Valórate por lo que tienes de especial. Cada cual tiene su propio sello y así tiene que ser: todos tenemos valor en la medida que sepamos más quiénes somos.
Acepta que eres diferente, que tienes tu propia misión en esta vida. Haz lo que te guste hacer, ignora lo que quieren los demás que hagas.
Sé tu mismo. Vive tu vida y ¡Sé feliz!

@OverComeCoach

lunes, 20 de agosto de 2018

CUANDO LA VIDA TE DICE: "¡NO!"

Te habrá sucedido muchas veces que la vida te ha dicho NO. Probablemente en las situaciones en las que más esperabas o necesitabas un SÍ.
En esos momentos tu fe se tambalea, disminuye la confianza en ti misma y todo a tu alrededor parece comenzar a ir peor.
Muchas de esas veces hemos rezado día y noche para que "se nos concediera el deseo" y nos sentimos defraudadas y dolidas porque parece ser que "a mí, no", "a mí Dios no me escucha" ¿Por qué hace esto? ¿Qué es lo que he hecho mal?

Si te paras a reflexionar, en la mayoría de esos momentos, después de esa "divina negativa", ha acontecido algo inesperado e incluso mejor, que lo que habíamos pedido. Lo malo es que en esos momentos nos olvidamos de dar las gracias, y ahí ya no preguntamos "¿por qué a mí?"

Cuando la vida nos da un NO por respuesta, en lugar de perder la fe y sentirnos víctimas de un destino que no podemos controlar, lo que debemos hacer es plantearnos el porqué de esa negativa.
Ya hemos visto que, a veces, la negativa no es tal, sino que la vida te está diciendo: "¡Espera!", "Tengo algo mejor para ti", "No te conformes con menos de lo que mereces"...
Esta es probablemente la más común de las respuestas de la vida, pero pueden haber más:
* Puede que la vida te diga que debes aprender a ser paciente, a seguir sembrando para recoger tus frutos, a mantener la esperanza...
* Puede también que te diga que tienes algo que aprender de esa situación, algo que cambiar o mejorar, algo que será beneficioso para cuando adquieras eso que estás pidiendo. Piensa que si no realizaras ese aprendizaje, aunque tu deseo fuera concedido, posteriormente no serías capaz de manejar la situación y tu problema se vería agravado.
* Puede que esa negativa te incite a desarrollar algunas cualidades que de algún modo tenías dormidas y que te serán necesarias posteriormente.
* Puede tal vez, que sólo pretenda hacerte más fuerte, para que esa fortaleza que adquieras, te permita caminar con paso firme en el futuro.
* Y muchas veces, puede que lo que pides, no esté alineado con tu propósito de vida, por lo que esa negativa te incita a plantearte seriamente cuál es tu misión en esta vida, qué es lo mejor se te da hacer, qué es lo que los demás admiran de ti, cuál es esa cualidad innata que tienes y que puedes monetizar...

En fin, que hay miles de razones por las que la vida nos dice que NO.
Así que cuando te encuentres otro NO en tu camino, plantéate el porqué, mantén la clama, jamás pierdas la fe y confía.
La vida siempre sabe lo que es mejor para ti.

Sé feliz!!!
Y siempre, siempre, siempre... supérate a ti misma!!!

#OverCome @OverComeCoaching

miércoles, 2 de mayo de 2018

EL LADRILLAZO

EL LADRILLAZO

Un joven y triunfador ejecutivo paseaba a toda velocidad en su Jaguar último modelo sin ningún tipo de precaución. De repente, sintió un fuerte golpe en la puerta; se detuvo, y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, la carrocería y el cristal de la puerta de su lujoso automóvil. Nuevamente al volante, continuó su camino; pero lleno de ira dio un brusco giro de ciento ochenta grados y regresó a toda velocidad al lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de dañar su lujoso coche.

Salió del coche de un salto y agarró por los brazos a un niño, y empujándolo hacia el coche estacionado, le gritó a viva voz:
- ¿Qué rayos fue eso? ¿Quién eres tú? ¿Qué crees que haces con mi coche? - y enfurecido y casi echando humo, continuó gritándole al niño -. ¡Es un coche nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro! ¿Por qué hiciste eso?
- Por favor, señor, por favor. ¡Lo siento mucho! ¡No sé qué hacer! - suplicó el niño -. Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía...

Las lágrimas rodaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia donde estaba el coche aparcado.
- Es mi hermano - le dijo -. Se descarriló su silla de ruedas y se cayó al suelo... y no puedo levantarlo. sollozando, el niño le preguntó al ejecutivo: ¿Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Tiene magulladuras y pesa mucho para mí solito... soy muy pequeño. 

Visiblemente impresionado por las palabras del niño, el ejecutivo tragó el nudo que se  le había formado en la garganta. Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó nuevamente en su silla; además, sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco los cortes de las heridas del hermano de aquel niño tan especial.

Después de comprobar que se encontraba bien, miró al niño y éste le dio las gracias con una sonrisa de verdadero agradecimiento...
- Dios lo bendiga, señor..., y muchas gracias - le dijo.

El hombre vio cómo el niño se alejaba hacia su humilde casa, empujando con mucho esfuerzo la pesada silla de ruedas de su hermano.

El ejecutivo aún no ha reparado la puerta de su coche, manteniendo la abolladura que le hizo el ladrillazo, para acordarse cada día de no ir por la vida tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.

ANÓNIMO

Dios, normalmente, nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo para ver si le prestamos atención. Tú eliges: escuchar el susurro... o el ladrillazo...
(Extraído del libro "Cuentos con alma" de Rosario Gómez

¿Cuánto tiempo hace que no te paras a mirar a tus hijos? ¿Cuánto hace que no les "escuchas" con el corazón? ¿Cuándo fue el último café que te tomaste con tus amigas? ¿Cuál fue la última conversación sincera contigo misma? ¿Has notado que siempre eres la última que se entera de lo que pasa a tu alrededor...?
Tal vez sea porque no estás con los ojos abiertos a los demás. Deja que Dios te hable en susurros y tómate un momento para escucharle, no sea que al final el ladrillazo duela demasiado.

www.overcomecoaching.com #overcome #loquedeverdadimporta 

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Un café con Dios

Hoy he decidido cambiar mi café ante la televisión, por un café conmigo misma, o mejor dicho, con Dios, porque al fin y al cabo, es la Voz que me habla en mi silencio.
He cambiado la cocina por la terraza y he salido a disfrutar del sol.
Al principio ha sido todo un poco incómodo, volver a hablar con mi Padre después de tanto tiempo, me ha costado bastante, pero finalmente, he decidido ir poco a poco y he empezado por el principio.

Le he puesto al día de todo lo que había vivido hasta hoy y de cómo me había sentido, e incluso he llegado a hablarle de mis verdaderas emociones y de las verdaderas razones que me habían impulsado a actuar de esa manera. Me ha costado un montón, pero he de reconocer que ha sido un ejercicio muy sanador y sobre todo, porque al finalizarlo, me he dado cuenta de que Él ya lo sabía TODO.

En ese momento me he puesto a pedirle perdón por todo aquello que me había llevado a actuar y ser de determinada manera en ciertas ocasiones, en algunas, había actuado tanto, que ya creía que era de esa determinada manera. Cuál ha sido mi sorpresa cuando he sentido que Él ya me había perdonado desde el primer momento en que había actuado mal.

Le he pedido también perdón por haber estado tanto tiempo lejos de Él y sin apenas recordarlo, pero mi sorpresa ha sido que esto también lo sabía. Me ha dicho que Él sí ha estado conmigo y me ha recordado esos momentos, en los que aún cuando yo no contaba con Él, me ha ayudado y sin pedírselo.
Me ha demostrado que es un Padre incondicional y que siempre ha estado y estará a mi lado.

He tenido tiempo de contarle mis inquietudes y de pedirle consejo, y en forma de serena "intuición", me han llegado las respuestas. Respuestas que tal vez no me gusten o me asuste llevarlas a cabo, pero respuestas que sé que aunque me cuesten y me hagan salir de mi zona de confort, me van a llevar al lugar en el que quiero estar. Respuestas que voy a aplicar porque me producen paz y me dan la tranquilidad de saber que todo va a salir bien.

Creo que ha sido el café más largo de mi vida y también el que más paz me ha aportado. Me he sentido tan bien, que he decidido quedar con Él más a menudo, y para que luego no tenga la opción de decir "no tengo tiempo", lo he agendado ya. Me he propuesto que estos momentos de encuentro con Él sean una prioridad en mi vida.

Os seguiré contando, porque sé que este café es el primero de muchos.

domingo, 2 de julio de 2017

Necesito un día de más de 24 horas para llegar a todo

Caminamos por la vida sin fuerzas, movidas por el horario que nos han marcado y muchas veces incluso, realizando actividades que ni siquiera hemos elegido. Comenzamos el día con un horario marcado por el trabajo, que hay que cumplir sí o sí, y para el que ni siquiera te han preguntado si te viene bien o no. Debido a ese horario, alteramos toda la vida familiar: nuestros hijos han de madrugar más de lo debido, buscar una canguro que venga y los prepare para ir al cole, buscar una guardería matutina...
Salimos del trabajo y seguimos peleando con los horarios de las extraescolares de nuestros hijos, los deberes, recoger la ropa de la tintorería, ese encargo "urgente" que debías haber recogido hace dos días, comprar el regalo para el cumple al que han invitado a tu hijo, preparar la cena y tal vez la comida de mañana, bañar a los niños, preparar los uniformes para el día siguiente...

Ya se acaba el día, vas a darte una ducha, y como ni siquiera te quedan fuerzas, nunca llegas a plantearte la situación, pero... ¿Cuánto tiempo de ese día has dedicado a ti?
¿Has pensado en delegar? ¿En pedir ayuda? ¿En que mereces tener un tiempo al día para ti? ¿Te has planteado priorizar lo que te gusta y concederte un tiempo al día para ello?
Otras veces, la falta de energía nos viene del ambiente que nos rodea. Pueden ser personas de tu entorno: amigos, familia, trabajo, con las que sientes que disminuye tu energía, que bailas a su son y que no te dejan ser tú misma.

Puede ser también algo en tu hogar que te molesta, como un cajón de la cocina que está hecho un desastre y que cada vez que lo abres, te hace sentirte mal y desastrada; una mancha en el sofá o en la alfombra, de la que te quejas cada vez que la ves, pero que nunca te tomas el tiempo para limpiarla.
Tal vez te agobie el hecho de abrir el armario cada mañana y verlo lleno de ropa que ya no utilizas y que ni siquiera te gusta. ¿Por qué no lo vacías y dejas espacio para ropa nueva que te encanta?
La energía está en todo lo que nos rodea y si no sabemos aprovecharla en nuestro beneficio, se estanca y se vuelve en contra nuestra.

Párate, dedícate unos minutos y plantéate aquello que realmente quieres. Deja de quejarte por lo que te molesta y empieza a poner solución.
¿Qué necesitas para que tu día sea más productivo? ¿Qué necesitas para sentirte mejor contigo misma? Tal vez sea leer un rato, ir al gimnasio, darte un masaje... agéndalo y haz que sea tu prioridad. Si tú te respetas y respetas tu tiempo, tu entorno empezará a respetarlo también.

Haz que tu pareja se involucre en las actividades de los niños, en las duchas y cenas. Si tus hijos ya son mayores, dales alguna responsabilidad que te permita tener más tiempo para ti.
Sal a pasear, a bailar, diviértete, busca una noche para cenar con tus amigas...

La cuestión es hacer que cada día sea especial. Encuentra aquello que te gusta y priorízalo. Vacía tu vida de cosas que no te sirven, que nos utilizas y que no te llenan y concentra toda tu energía en aquello que te hace feliz.
Si tú eres feliz y estás bien, transmitirás felicidad y todo tu entorno se contagiará.

miércoles, 7 de junio de 2017

La importancia de la aceptación

La aceptación incondicional de una misma es la “primera ley del crecimiento personal”.
 
Tú eres lo primero que te encuentras cada día, y con la que vas a caminar el resto de tus días, así que lo mejor para llegar donde quieres, es tratar de ser tu mejor compañera de viaje.
 
No puedes realizarte si no te quieres, y no puedes quererte si no te gustas y no puedes siquiera gustarte si no te aceptas.
Debes aceptar cómo eres, con lo que te gusta y con lo que no.
 
Aquello que te gusta, lo utilizarás como trampolín en el que apoyarte cuando decaigas, y lo que no te gusta, trabajarás en ello para mejorarlo, cambiarlo y llegar a un punto en que te guste y te sientas orgullosa.
 
Ya has visto que aceptarse no significa gustarse. Te aceptas con tus imperfecciones y limitaciones, de manera incondicional. Desde esta aceptación serena, puedes diseñar y elegir los cambios y mejoras que quieres realizar para convertir en positivos aquellos aspectos que no te lo parecen tanto.
 
Debes reconocer y aceptar tus limitaciones y temores, pero sin identificarte con ellos. Debes ser más grande que ellos y luchar por superarlos. Todos tus miedos, la ira, el rencor, la envidia... irán desapareciendo a medida que los aceptes con serenidad y les pierdas el respeto.
 
Debes decidir aceptar lo que no te gusta como una realidad propia desde la que partes hacia tu mejora y perfeccionamiento.
 
Ámate a ti misma con esas limitaciones y crea una imagen de ti misma en tu dimensión renovada y perfeccionada. Con esta nueva imagen de ti misma, pero consciente de la propia realidad negativa que vas a cambiar, intenta comportarte, vivir y sentir tal y como deseas ser.
 
Si eres constante y realizas el proceso con calma y en paz contigo misma, verás una mejora y transformación en aquellos aspectos que menos te agradan de ti.
 
Y al igual que tú, los demás también pueden cambiar. Algunos, ya están realizando poco a poco su proceso. No juzgues ni encasilles a nadie, nunca sabes en qué punto está. Todo el mundo puede cambiar y antes de juzgar, intenta ayudar e incluso compartir con esa persona tu proceso de cambio. Es una forma de ayudarle a ver que no está sola en este camino y de animarle a dar el paso para su transformación interior.
 
Ahora, mantén una animada charla contigo misma sobre lo que más te gusta o te disgusta de tu persona, confecciona una lista con lo positivo y otra con lo negativo y haz un plan para trabajar en aquellas cosas que quieres cambiar o mejorar. Escribe un resultado a largo plazo y ve concretándolo en pequeñas actuaciones diarias, semanales, mensuales... que poco a poco irán creando un gran cambio en ti.
 
Celebra los “pequeños” logros.
 
Y durante el proceso... Sé feliz!
 

A partir de ahora, tú serás lo que decidas ser.